Uno bien puede decir cosas realmente dignas en situaciones terribles, cosas que engrandezcan a la persona, como:
“Sé que encontrarás a otros mejores, pero no te preocupes, soy como los gatos; siempre caigo de pie; y no me duele… cuando me hacen daño”
Que estoico y que digno!
O bien, esto de la dignidad es un asunto de elección, uno puede también convertir una situación cualquiera, incluso una donde la actuación de uno no le compete a nadie en toda una putada y barrabasada inculta e indigna, como la mujer que esta mañana mientras yo me disponía a pelar un banano, se dejo decir:
“Qué rico banano! Lástima que se lo vaya a comer”
Mi cara al final lo dijo todo, el silencio fue sepulcral, y el bañazo que se dio mas que claro.
“Sé que encontrarás a otros mejores, pero no te preocupes, soy como los gatos; siempre caigo de pie; y no me duele… cuando me hacen daño”
Que estoico y que digno!
O bien, esto de la dignidad es un asunto de elección, uno puede también convertir una situación cualquiera, incluso una donde la actuación de uno no le compete a nadie en toda una putada y barrabasada inculta e indigna, como la mujer que esta mañana mientras yo me disponía a pelar un banano, se dejo decir:
“Qué rico banano! Lástima que se lo vaya a comer”
Mi cara al final lo dijo todo, el silencio fue sepulcral, y el bañazo que se dio mas que claro.