Cuando se mencionaba el nombre de Leonardo Garnier se pensaba en Hacienda o incluso Cultura, ¿por qué eligió usted Educación?
En Hacienda nunca pensé; sí en Cultura y en Educación - mi especialidad ha sido la Economía del Desarrollo, con un énfasis especial en políticas sociales y en educación. Elegir educación es fácil: pocas veces una persona tiene la oportunidad de intentar influir en un área tan decisiva para el desarrollo del país y el bienestar de su gente, es un reto difícil pero... irresistible.
Ya a bordo del barco, ¿la tarea era más grande de lo imaginado?
Sin duda. Creo que no hay forma de imaginarse cuán grande y complejo es el MEP antes de estar realmente metido en sus entrañas. Son más de setenta mil funcionarios, se atiende a casi un millón de estudiantes; hay más de seis mil centros educativos desperdigados por todo el país... incluso en los rincones más alejados. Es una maquinaria impresionante, compleja, fragmentada... y con todo tipo de gente dentro de ella.
¿De qué siente más orgulloso dentro de su labor en el ministerio?
Siento que hemos logrado cambiar "el ambiente" institucional: hemos tratado, una y otra vez, de cambiar una cultura institucional centrada en el miedo y las jerarquías a una centrada en el respeto mutuo, la combinación de autoridad y responsabilidad y, sobre todo, con una conciencia muy clara de que lo que importa es la gente: la gente que trabaja en educación y, sobre todo, las y los estudiantes. Me siento orgulloso de que tanto los estudiantes como los docentes puedan haber llegado a sentir que al Ministro "le importan" en lo personal... porque es cierto. Por el lado de los estudiantes, me enorgullece haber transformado las normas de promoción y evaluación en varios sentidos, y haberles dado mucho más espacio a las actividades artísticas y deportivas. Por el lado de los docentes, me enorgullece haber logrado - junto con los gremios - una de las mejoras más significativas que recordemos a la remuneración de los profesionales de la educación.
¿Qué sueño queda inconcluso?
Ah... siempre quedan sueños inconclusos o pendientes. Algunas de las reformas están bastante avanzadas pero aún no están completamente institucionalizadas: la reforma de la repitencia, que es compleja de ejecutar y provoca problemas organizativos, pero es vital para acabar con la repitencia innecesaria; la reforma curricular en ética, estética y ciudadanía, va muy bien, pero quisiera verla ya como parte normal del currículo; quisiera lo mismo respecto a la enseñanza de la lógica en los cursos de español; hay que concretar una propuesta muy bonita que tenemos de educación para la sexualidad; etc. Por otro lado, habría querido impulsar reformas de esa magnitud en algunas asignaturas académicas clave: matemática, ciencias, español, sociales. Habría querido ver funcionando el mecanismo de los fideicomisos o el leasing para la infraestructura educativa. Y, sin duda, soñaba con que hubiéramos podido resolver los problemas de recursos humanos (nombramientos y pagos)... pero, aunque hemos avanzado, ahí falta mucho todavía.
Le he visto hablar mucho y con mucho cariño de los niños y jóvenes. Se tiende a desvalorizarlos, ¿es un pecado de nuestra sociedad?
Para mí esto es central: a mí me gustan los niños y, en especial, me gusta la gente joven. Yo disfruté enormemente mi juventud en un doble sentido: la viví y la gocé intensamente... pero también fueron los años en que me hice como persona. Para eso es la juventud: para vivirla y para construirse. Me molesta muchísimo ese montón de estereotipos que circulan en contra de los jóvenes... cuando son el futuro y también el presente de nuestra sociedad. Tienen que ser inquietos, bulliciosos, críticos, aventureros, divertidos, retadores, fiesteros... pero ojo, también tienen que ser esforzados, respetuosos con los demás, afectuosos, sinceros y muy disciplinados en la principal de sus responsabilidades: forjarse como buenas personas en todo sentido, desde los conocimientos hasta las emociones y los gustos.
¿Son los niños y jóvenes la materia prima del futuro o del presente?
Ah... esos clichés ¿para qué sirven? Es obvio que son el futuro: estarán ahí ocupando el espacio que alguna vez ocuparon sus abuelos y bisabuelos, serán los adultos del futuro (aunque ahora el solo pensarlo tal vez los moleste); pero también son presente y eso tendemos a olvidarlo. La juventud no es solamente para prepararse para el futuro, sino para vivirse intensamente... y, de hecho, la mejor forma de prepararse para el futuro es viviendo una juventud apasionada e intensa... no queremos jóvenes pusilánimes (el diccionario nos da una buena idea de lo que significa ser pusilánime: "falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes".
Usted prefiere el diálogo a la faja, ¿qué lo hizo tomar esa perspectiva?
Yo creo en la educación, siempre lo he hecho (soy educador - gracias a Claudio Gutiérrez, que promovió en la UCR un maravilloso e irresponsable (y por eso más maravilloso) proyecto - desde que tenía 19 años). Educar no significa lograr que alguien "se porte bien" por temor a una represalia o porque lo están viendo; educar significa contribuir a que alguien desarrolle sus conocimientos, sus capacidades y, sobre todo, sus criterios para actuar y vivir: en otras palabras, que "se porte bien" porque entiende qué es lo que eso significa para él o para ella y porque considera que, en efecto, eso es lo éticamente correcto, aunque nadie lo esté viendo, aunque no haya premios o castigos de por medio. El esfuerzo y la disciplina son fundamentales en educación, pero el miedo - la faja - solo generan una falsa disciplina y un esfuerzo egoísta. Soy un profesor - y un ministro - estricto, pero creo en la formación del carácter por convicción, no por miedo. ¿El contraejemplo más típico? La gente que es buena porque teme al castigo (porque no quiere ir al infierno), no es buena, es simplemente miedosa y egoísta.
No sé si es mi percepción, pero el maestro antes era el Sr. Maestro, tenía un alto dominio de lo académico pero también una alta dosis de humanismo y filosofía , ¿cree que esto se ha perdido? ¿Cómo podemos recuperarlo?
No lo sé, se dicen muchas cosas sobre cuánto mejor eran las cosas antes... y nunca he estado seguro de que siempre sea cierto. No, no todo tiempo pasado fue mejor. Claro, es cierto que en el pasado hubo grandes educadores que dejaron una huella en mucha gente; pero también es cierto que en ese supuesto pasado idílico, más de la mitad de los costarricenses no tenían maestros del todo. ¿Entonces, era buena la educación... o simplemente había una buena educación para unos pocos? Desde los años setenta, la educación se amplió rápidamente y cada vez más nos acercamos a esa meta de tener una educación secundaria universal: un cien por ciento de cobertura. Como siempre, dentro de los docentes de hoy - igual que en los de ayer - hay docentes maravillosos de los que cada uno de nosotros y el país en su conjunto, puede enorgullecerse; hay otros... que dejan que desear. Nuestro esfuerzo debe dirigirse a tener cada vez mejores docentes, un mejor ambiente para los docentes, mejores apoyos para la docencia... pero siempre será cierto que - como dice la canción - algunos y algunas, serán los indispensables. Mañana se hablará de aquellos grandes maestros del pasado... y estarán hablando de algunos de nuestros maestros de hoy.
¿Están graduando las universidades malos educadores?
Están graduando de todo: excelentes, buenos, regulares... y malos educadores. Hay mucha universidades, muchas carreras de educación, muchas personas educando educación... y no todas las universidades, no todas las carreras y no todas las personas, parecen tener esa vocación por la educación de calidad. Un problema adicional surge porque el MEP no ha tenido herramientas para distinguir, en los procesos de contratación, a los docentes mejor formados de los otros; como me dijeron una vez hace ya casi cuatro años: "aquí, maestría mata licenciatura y doctorado mata maestría" sin importar la calidad del título. Pues bien, ahora - con la nueva ley del SINAES - se abre un espacio interesante para aprovechar la acreditación de las carreras como un instrumento para permitirle al MEP una contratación más inteligente y para fomentar una mayor calidad en las universidades.
¡El ministro tuitero! ¿Qué experiencias le ha dejado twitter?
Soy un viejo ciudadano de la red. Recuerdo con nostalgia los tiempos de ICQ (I seek you) y de FireFly, que son algunos de los ejemplos precursores de las actuales redes sociales. Entré a Twitter con recelo, por lo reducido de los mensajes: no creí que en 140 caracteres se pudiera decir mayor cosa pero... ¡qué equivocado estaba! En realidad uno no puede entender Twitter como un lugar para enviar mensajes cortos, sino como una sala virtual de conversación, cada mensaje se entrelaza con muchos otros para constituir un gigantesco diálogo que uno nunca sabe hasta dónde va a llegar. He hecho nuevos amigos, he aprendido, me he divertido... y ¡hasta me han regañado! (señal de que lo que ahí se dice, importa).
¿Cuándo nos volverá a regalar un libro de su autoría?
Pronto se publicará un libro que escribí junto con Laura Cristina Blanco a fines de 2005... y con tanto enredo, hasta ahora verá la luz. Tal vez sea mejor así. Es un análisis que confronta las caricaturas prevalecientes sobre el tipo de país que somos y ofrece, por contraposición, nuestra visión de cómo entendemos la evolución de Costa Rica de 1980 a 2005... su título pretende ser sugestivo: "Costa Rica: un país subdesarrollado casi exitoso".
¿Qué le diría a un niño lleno de sueños, qué palabras le daría para motivarlo?
Que aprenda, que aprenda de todo lo que pueda, de todo lo que lo apasione, y que disfrute del esfuerzo de aprender (porque si no hay esfuerzo, de seguro no habrá verdadero aprendizaje... pero si no hay disfrute, el esfuerzo no llegará lejos).
¿Le gustaría quedarse en el ministerio?
Quien quiera saber la respuesta a esta pregunta, que vea las respuestas anteriores... y saque sus conclusiones.
Si le ofreciesen la silla de hacienda o cultura, ¿la tomaría?
Los puentes se cruzan... cuando se llega al río.
De volver a ser niño, ¿cuál sería la primer travesura que volvería a hacer?
Hacerle cosquillas a mi papá
¿Es bueno ser rebelde?
¿Es posible no serlo?
Tomado de www.repertorioamericano.org