Lic. Juan Carlos Paniagua Soto * La “Solución Final”, conocida también como “Solución Final a la cuestión judía” fue como se conoció en la Alemania nazi el genocidio contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. |
Por Unidad de Formación, Información y Comunicación UFIC-ANEP |
Quienes la impulsaron, iniciaron
con campañas y leyes (Nuremberg) que destituían los derechos humanos
fundamentales de la población judía en Europa, negándoles la ciudadanía
en el Reich y prohibiendo todo matrimonio mixto entre judíos y alemanes,
por medio de aquella ley para la protección de la sangre y del
matrimonio alemán (15 de setiembre de 1935). Luego vino el holocausto o
shoah. En este período (1938 en adelante) murieron seis millones de
judíos, extranjeros y homosexuales, un millón más que la actual
población costarricense, por los métodos sistemáticos e
institucionalizados más crueles e inhumanos, produciéndose una verdadera
catástrofe histórica de enormes proporciones. Todo esto sucedió ante el
silencio de millones de personas e incluso de la Iglesia Católica. El
Vaticano acreditó a Hitler con el concordato del 29 de junio de 1933 y
el episcopado alemán lo había capitulado poco antes, cuando Hitler dio
su declaración antisemita el 29 de marzo de ese mismo año.
En Costa Rica, la Solución Final a la cuestión homosexual se gesta, curiosamente, desde la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica de Costa Rica por medio de dos comunicados; el primero fue removido de la página web y el segundo fue presuntamente retocado por un abogado y adaptado conforme al documento “Familia, Matrimonio y Uniones de Hecho” (2000) emitido por el Consejo Pontificio para la Familia y el documento emitido por la Congregación para la Doctrina de la Fe (2003), que antiguamente se le conocía como la Santa Inquisición. Y en coalición a este proceso está la Federación Alianza Evangélica Costarricense (con el Diputado Guyón Massey al frente) donde han gastado millonarias campañas en los medios de comunicación y han convocado a marchas de odio, invocando la defensa de la familia, del matrimonio y del bienestar social como argumentos contra los derechos civiles de las personas homosexuales. Otros actores, siguiéndoles en obediencia responden temerariamente a dicho crimen de odio, entre ellos algunos pocos diputados, diputadas, seguidoras del Opus Dei y de otras organizaciones conservadoras internacionales con filiales en nuestro país. Estos grupos no solo pretenden negar el ejercicio pleno de la ciudadanía a las personas homosexuales sino que también pretenden impulsar leyes regresivas que son violatorias de los principios básicos de los derechos humanos. En sus campañas, el truco es tomar defensa de aspectos de la sociedad (familia, matrimonio, bienestar social) que en nada se ven amenazados por el proyecto de ley que reconoce la unión civil y de hecho entre personas del mismo sexo y que se encuentra en la corriente legislativa, instando además a los diputados y diputadas católicas a expresar su oposición públicamente y a votar en contra del proyecto. Es también una estrategia para medir el pulso en la Asamblea Legislativa, donde este proyecto cuenta con muy buen ambiente. Es una campaña de manipulación y engaño que pretende hacer creer a la población costarricense que estamos ante un grave peligro, lo cual no es cierto (la famosa estrategia del miedo). El peligro es para la población homosexual que históricamente es la que ha sido brutalmente asediada, discriminada y ejecutada con los métodos más crueles e inhumanos, entre ellos: la hoguera en la Inquisición; las cámaras de gas en los campos de concentración nazi; la tortura, la cárcel y la pena de muerte en los países fundamentalistas teocráticos y en otros que se dicen democráticos. Pero también, el estigma que se perpetúa por medio de las expresiones más irracionales, conservadoras o retrógradas de algunos grupos fascistas y sectores religiosos ponen en peligro a las personas homosexuales, aquí y ahora. Y esto ya me empieza a inquietar. Es por eso que afirmo que la solución final a la cuestión homosexual en Costa Rica tiene varios propósitos, muy similares a los que se les aplicó a los judíos al iniciarse la campaña antisemita. Veamos las coincidencias históricas: 1. Evitar a toda costa el avance de los derechos humanos para las personas homosexuales negándoseles así su inalienable condición humana. 2. Mantener a esta población en la condición de habitantes con todos los deberes pero sin el ejercicio pleno de la ciudadanía. 3. Destituir derechos como la adopción o el ejercicio de la paternidad deseada a las personas homosexuales como un modo de perpetuar el estigma. 4. Oponerse a leyes que reconozcan cualquier forma de unión civil entre personas del mismo sexo en defensa (innecesaria) del matrimonio heterosexual, monogámico e indisoluble y la familia constituida bajo ese concepto. 5. Negar otras formas diversas de familias que han existido, existen y que son reales pero que se salen de ese modelo nuclear. 6. Promover una cultura homofóbica que obligue a las personas homosexuales a esconder su orientación sexual y con ello reprimir cualquier expresión socio-afectiva o cultural, desplazándoles a guetos o a llevar una doble vida. 7. Instaurar un policía interno en la población homosexual de miedo, culpa y vergüenza. 8. Reconocer únicamente la homosexualidad como fenómeno privado y no aceptar ningún comportamiento público, ya que “no está legalmente previsto, aprobado y convertido en una de las instituciones del ordenamiento jurídico”. Hacerlo “podría comportar modificaciones contrarias al bien común de toda la organización social” 9. Perpetuar el estigma contra los homosexuales para restringir la ocupación en cargos públicos o el ejercicio de ciertas profesiones. 10. No permitir el sacerdocio a quienes les es “demasiado obvio” la homosexualidad o si ésta haya sido asumida por el aspirante. 11. Obstaculizar permisos y movilizar comunidades para evitar reuniones o eventos organizados por las personas homosexuales que tendrían el fin de discutir aspectos de interés común a esta población. 12. Incidir en la censura de manuales, libros, películas y otros medios que traten temas relacionados con la homosexualidad de manera objetiva, científica y humanitaria. 13. Mantener la obligación de pagar todos los impuestos y con ello subsidiar a la población heterosexual, pues no todos los derechos y beneficios sociales son accesibles a las personas homosexuales. 14. Evitar que la ley reconozca la unión de personas del mismo sexo y con ello colocar en desventaja a esta población en los aspectos patrimoniales y en el acceso a muchos beneficios sociales que están exclusivamente destinados a las parejas heterosexuales y que ninguna otra ley les resuelve. 15. Apelar a un derecho natural, constitucional e incluso “divino” para confundir pero también para sustentar sus argumentos de odio e imponerlos como verdad absoluta. Fuente: http://www.anep.or.cr/leer.php/2413 Primera Parte. |
miércoles, junio 13, 2012
Al igual que tú, los nazis creían que la homosexualidad no es "natural"
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