A propuesta del diputado liberacionista Jorge Angulo, el diputado Justo
Orozco fue electo presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la
Asamblea Legislativa.
Angulo, como todo el mundo sabe, es un honorable diputado al que el parlamento se vio obligado a quitarle la inmunidad, para que responda ante los tribunales de los numerosos delitos que se le imputan.
Orozco también es muy reconocido por su rectitud moral, que se puso de relieve cuando los diputados intentaron aumentarse de un solo tiro el salario en dos millones de colones más, porque dijo este santo varón que necesitaba comprarse unos trajes.
Se dice que el pío Angulo trató de llevarse entre las patas hasta su propia madre, pero seguramente son calumnias pues su rostro sólo desprende rayos de bondad y honorabilidad.
Se dice que único defecto que tiene Orozco es que le gusta demasiado el dinero, y que según las malas lenguas anda con una Biblia en una mano y con una chequera en la otra, como por lo visto ocurrió cuando pretendió financiar ilegalmente a su partido evangélico, afirman los malintencionados de este hombre de verdad justo y devoto de Dios.
La carrera en defensa de los derechos humanos de Orozco, al margen de esas acusaciones, es larga e impecable. Siempre alzó, desde el púlpito y desde la curul parlamentaria, su voz acusadora y profética contra las personas pecadoras, condenadas inevitablemente a quemarse eternamento en el fuego eterno del infierno. Mujeres impías y perversas que quieren ser dueñas de sus cuerpos y de sus mentes, hombres pervertidos también que no tienen ni una pizca del machismo de Orozco, enfermos y descarriados que no comulgan con la orientación heterosexual de los únicos, verdaderos y honrados cristianos como el hermano Justo.
Cuando habla de estos temas a Orozco se le iluminan los ojos, le sale espuma por la comisura de los labios, blande con furia la Biblia y le ruega a Dios que siempre le ilumine en el camino que ha elegido de martillo de herejes, desviados sexuales y demás perversos como los matrimonios que desean la fecundación in vitro. Un hombre de convicciones morales e inmaculado como él, ha tenido la gracia divina de nunca tener familiares, amigos o correligionarios, afectados por estas terribles enfermedades y pecados, sin duda hijos e hijas de Satán.
Debemos sentirnos orgullosos, seguramente como la presidenta Chinchilla, los diputados del PLN, del PASE y otros que avalaron a Orozco, de tener entre nuestros padres de la patria a hombres como Justo Orozco y Angulo.
Dos querubines que no le tienen miedo a nada, que con su espada flamígera le cortan la cabeza a cualquier pecador, dos iluminados que a costa de muchos sacrificios y fe salieron del obscurantimo y reparten la gracia divina a esta amada y feliz Costa Rica.
Celebremos, amigos y amigas, esta efemérides nacional. Unámonos a las plegarias de la presidenta para salvar a Costa Rica de tantas peligrosas y pervertidas costumbres que le vienen desde el extranjero. Amén.
Angulo, como todo el mundo sabe, es un honorable diputado al que el parlamento se vio obligado a quitarle la inmunidad, para que responda ante los tribunales de los numerosos delitos que se le imputan.
Orozco también es muy reconocido por su rectitud moral, que se puso de relieve cuando los diputados intentaron aumentarse de un solo tiro el salario en dos millones de colones más, porque dijo este santo varón que necesitaba comprarse unos trajes.
Se dice que el pío Angulo trató de llevarse entre las patas hasta su propia madre, pero seguramente son calumnias pues su rostro sólo desprende rayos de bondad y honorabilidad.
Se dice que único defecto que tiene Orozco es que le gusta demasiado el dinero, y que según las malas lenguas anda con una Biblia en una mano y con una chequera en la otra, como por lo visto ocurrió cuando pretendió financiar ilegalmente a su partido evangélico, afirman los malintencionados de este hombre de verdad justo y devoto de Dios.
La carrera en defensa de los derechos humanos de Orozco, al margen de esas acusaciones, es larga e impecable. Siempre alzó, desde el púlpito y desde la curul parlamentaria, su voz acusadora y profética contra las personas pecadoras, condenadas inevitablemente a quemarse eternamento en el fuego eterno del infierno. Mujeres impías y perversas que quieren ser dueñas de sus cuerpos y de sus mentes, hombres pervertidos también que no tienen ni una pizca del machismo de Orozco, enfermos y descarriados que no comulgan con la orientación heterosexual de los únicos, verdaderos y honrados cristianos como el hermano Justo.
Cuando habla de estos temas a Orozco se le iluminan los ojos, le sale espuma por la comisura de los labios, blande con furia la Biblia y le ruega a Dios que siempre le ilumine en el camino que ha elegido de martillo de herejes, desviados sexuales y demás perversos como los matrimonios que desean la fecundación in vitro. Un hombre de convicciones morales e inmaculado como él, ha tenido la gracia divina de nunca tener familiares, amigos o correligionarios, afectados por estas terribles enfermedades y pecados, sin duda hijos e hijas de Satán.
Debemos sentirnos orgullosos, seguramente como la presidenta Chinchilla, los diputados del PLN, del PASE y otros que avalaron a Orozco, de tener entre nuestros padres de la patria a hombres como Justo Orozco y Angulo.
Dos querubines que no le tienen miedo a nada, que con su espada flamígera le cortan la cabeza a cualquier pecador, dos iluminados que a costa de muchos sacrificios y fe salieron del obscurantimo y reparten la gracia divina a esta amada y feliz Costa Rica.
Celebremos, amigos y amigas, esta efemérides nacional. Unámonos a las plegarias de la presidenta para salvar a Costa Rica de tantas peligrosas y pervertidas costumbres que le vienen desde el extranjero. Amén.
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