Soy Juan, nací en la ESMA en marzo del 78, lugar donde mi mamá y yo compartimos sólo 20 días. Viví casi 26 años con un nombre que no era propio y creyendo que mis padres eran un policía y su mujer. Gracias a la ayuda de Abuelas, supe que era hijo de desaparecidos. Damián, mi papá, tenía 19 cuando fue secuestrado. Alicia, mi mamá, tenía16 y estaba embarazada de cinco meses. Así es mi historia, la que despertó el deseo de involucrarme, porque no podemos dejar que se pierdan dos generaciones, la de nuestros viejos y la nuestra, donde el individualismo nos alejó de ser protagonistas.
Viví casi 26 años con un nombre que no era propio y creyendo que mis padres eran un policía que me había apropiado y su mujer. Hace tres años, gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo supe que nací en la ESMA, en marzo del 78, que era hijo de desaparecidos y que mis padres se llamaban Damián Cabandié y Alicia Alfonsín. También me enteré que ellos querían llamarme Juan.
Siempre soñé con un país donde todos tengamos oportunidades de educarnos, de trabajar, de formar un hogar, en definitiva, soñé con un país donde se respeten los derechos humanos. Justamente, porque de eso se tratan los derechos humanos, de la posibilidad de que cada uno pueda realizarse y vivir dignamente.Hace unos años nos quisieron convencer de que no había salida, que no se podía desoír al FMI, que lo asesinos de la dictadura estaban condenados socialmente pero que no en los tribunales, que el problema de la deuda no tenía solución. Recuerdo a la gente de mi edad haciendo colas en las embajadas para irse del país, pensando en dejar sus familias y sus afectos en un doloroso exilio económico. Los argentinos habíamos perdido muchas cosas, pero lo más importante que habíamos perdido era la confianza en nosotros mismos. Todo esto que parece muy lejano pasaba en 2001.
Juan Cabandié (20 de marzo de 1978 en la ESMA, Buenos Aires) es un activista de derechos humanos argentino. Es el nieto recuperado Nº 77 por las Abuelas de Plaza de Mayo. La canción de León Gieco Yo soy Juan está referida a él y el segundo capítulo de la serie Televisión por la identidad relata su historia. El 24 de marzo de 2004, en ocasión de la recuperación de la ESMA como espacio de memoria, Cabandié participó del acto oficial leyendo una carta en el lugar en que nació que se ha convertido en un destacado documento histórico, de difusión internacional.
Juan Cabandié nació en marzo de 1978 en la ESMA (Ciudad de Buenos Aires) donde su madre, Alicia Alfonsín, se encontraba en cautiverio, luego de haber sido secuestrada por las Fuerzas Armadas durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.
El niño fue llamado Juan por su madre en la ESMA. Su padre, Damián Abel Cabandié, quien entonces contaba con 19 años, fue secuestrado en su casa de Solís 688 del barrio de Congreso, el 23 de noviembre de 1977. Pocas horas después también secuestraron a su madre, quien entonces contaba con 17 años y se encontraba embarazada de Juan. Ambos fueron llevados primero al CCD conocido como El Banco y luego al Club Atlético. En diciembre su madre fue llevada a la ESMA, siendo instalado en la llamada «pieza de embarazadas». En marzo de 1978 dio a luz, en su celda, a un niño al que le puso de nombre Juan.[1] Ambos permanecen desaparecidos.
Juan vivió 15 días con su madre. Momentos antes de la separación del niño, el prefecto Hector Febres le anunció a Alicia Alfonsín que se había ordenado su "traslado" (eufemismo utilizado por asesinato y desaparición del cuerpo) y le preguntó si quería escribir una carta a su familia. Alicia escribió la carta y la dejó junto al bebé. Esa noche el niño fue retirado por un suboficial a quien se conocía con el apodo de Pedro Bolita y luego fue apropiado por un miembro de la Policía Federal Argentina, relacionado con la represión ilegal, de nombre Luis Falco, quien junto a su esposa hicieron creer al niño que era hijo biológico de ambos, dándole un nombre y una fecha de nacimiento falsas.
Cabandié se crió como hermano de Vanina Falco, con quien estableció una estrecha relación afectiva. Su apropiador, por el contrario, mantuvo con él una relación carente de afecto, estableciendo permanentes diferencias con su hija biológica, Vanina. Incluso su apropiador lo incentivó a ingresar al Liceo Militar, algo que el niño estuvo a punto de hacer.[2]
Recuperación de la identidad
En 2003, luego de 25 años de su nacimiento y apropiación, Juan Cabandié comenzó a dudar seriamente de su origen, debido al trato recibido, a sus características personales y a la falta de recuerdos y registros en la familia sobre su nacimiento. El propio Cabandié dice que en esa época y esas circunstancias «ser hijo adoptado no era ser hijo adoptado, era ser hijo de desaparecidos».
Juan presionó entonces a su madre para que le dijera si él había sido adoptado, y finalmente ésta lo reconoció. Poco después, acomañado por su hermana de crianza, Vanina, el joven se dirigió a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo para iniciar las averiguaciones sobre su origen.
Unos meses después, el 26 de enero de 2004 el joven supo la verdad: su nombre, quienes habían sido sus padres y quienes componían su familia biológica, en especial sus abuelos y abuelas, a quienes conoció poco después, que lo habían buscado sin cesar desde el día de la desaparición de sus padres.
A su Luis Falco lo considera simple y sencillamente como un apropiador que le robó su identidad, quien está siendo enjuiciado por ese delito. A Teresa de Falco la considera como su «madre de crianza», aunque ha tenido sentimientos ambiguos para con ella. A Vanina Falco la considera su hermana. Vanina Falco solicitó presentarse como querellante junto a su hermano en el juicio por apropiación de menores que se le sigue a Luis Falco, pero la justicia denegó el pedido debido al parentesco que los une.[3]
Cabandié ha relatado reiteradamente que, durante su infancia y adolescencia, había elegido para sí el nombre de Juan, y que tenía sueños en los que su madre en penumbras lo acunaba de bebé y amamantaba llamándolo Juan. Cabandié atribuye esas sensaciones a mecanismos de memoria derivados de las dos semanas que permaneció junto a su madre en la celda, antes de que la mataran.
Mensaje de Juan Cabandié en el acto de recuperación de la ESMA [editar]
Juan Cabandié leyó un conmovedor mensaje[5] en la ESMA el 24 de marzo de 2004, en oportunidad del acto oficial de recuperación para convertirlo en especio de memoria.
El mensaje se ha convertido en un documento decisivo sobre los derechos humanos y la guerra sucia en Argentina y ha sido difundido por los medios de comunicación en todo el mundo.
MENSAJE DE JUAN EL DIA DE LA RECUPERACION DE ESMA.
Su carta empieza:
En este lugar le robaron la vida a mi mamá, ella aún está desaparecida. En este lugar idearon un plan macabro de robo de bebés. Acá hubo personas que se creyeron impunes jugando conmigo y sacándome la identidad durante 25 años...
Más adelante Cabandié reconstruye el momento y las circunstancias de su nacimiento:
Mi madre estuvo en este lugar detenida, seguramente fue torturada, y yo nací aquí adentro, en este mismo edificio, pero el plan siniestro de la dictadura no pudo borrar el registro de la memoria que transitaba por mis venas y me fue acercando a la verdad que hoy tengo... Mi madre aquí dentro me abrazaba y nombraba, así dicen los relatos de las compañeras que hoy pueden contarlo. Fui su primer y único hijo y tanto a ella como a mi nos hubiese gustado estar juntos pero este maldito sistema no me permitió eso...
En el momento culminante de su relato Cabandié dice:
Hoy estoy acá, 26 años después para preguntarle a los responsables de esta barbarie si se animan a mirarme cara a cara y a los ojos y decirme dónde están mis padres, Alicia y Damián. Estamos esperando la respuesta que el Punto Final quiso tapar.
Finalmente Cabandié incluye en su mensaje uno de los principios relacionados con los derechos humanos y la memoria que más suele reiterar: «la verdad es libertad absoluta»,
para finalizar diciendo:
Por favor que nunca más suceda esto. Gracias, gracias a las Abuelas, gracias a todos.
9 comentarios:
Una verdadera tragedia. Qué nunca vuelva a suceder, y justicia para los culpables...
Me duele la tripa de sólo imaginar que me quiten a mi hijo
les cuento
Durante años leí e investigué tanto sobre el genocidio argentino que llegó un momento en que el odio y la impotencia me envenenaron tanto que paré.
violadas
torturadas
masacrados
obligados a ver como violaban a sus mujeres
a sus madres
pero no sólo por la " obediencia debida".
Los que se educan en sistemas autoritarios o represores llevan en sí mismos una carga de violencia que les es propia ( Ver " La Cruz invertida" y " Carta esperanzada a un general" de Marcos Aguinis)
Es decir que el Proceso le dio carta blanca a criminales por naturaleza
degenerados
sádicos
enfermos
Es por eso que la inauguración del " Museo de la memoria " en la ESMA a mí me generó ambivalencia.Porque es tan típico de mi país inaugurar un museo antes de hacer justicia!!!!A Falco
LO SIGUEN JUZGANDO,TODAVÍA
Y tardaron TANTO con los asesinos que ya están tan viejos y CUMPLEN PRISIÓN DOMICILIARIA
Sí
eso
DOLOR
y ambivalencia.
Ay,Juan.
Mi nombre es Emiliano Hueravillo, nací aquí en la Esma. Aquí, mi mamá, Mirta Mónica Alonso me trajo al mundo. Como ella, de todos los centros clandestinos de detención la zona sur de Buenos Aires, cientos de mujeres valientes trajeron a sus hijos al mundo entre médicos torturadores. A todos nuestros hermanos y hermanas que han nacido aquí y que no fueron entregados a sus familias como yo, sepan que los estamos buscando, los estamos esperando, estamos deseando contarles que sus madres los amaban, que sus padres los amaban y que fueron parte de lo mejor de una generación que se jugó por entero por dejarnos un país mejor.
25 annos buscando a los nietos, no dejaron de buscar, y al final, los encontraron. Que leccion de perseverancia.
"El que busca encuentra, el que llama, se le atendera.."
Y ademas:
el que tiene hambre y sed de jjusticia sera saciado.
Es increible, lamentable, doloros... inconcebible. mi mama viovio en argentina durante la dictadura y la vio pasar desde un punto de vista de poco riesgo pero eso no la hizo espantarse, hasta el dia de hoy, de la capacidad de destruir y de odiar que tiene l ser humano....
Luego hace unos años pude conocer aun integrante de H.I.J.O.S., personas que son los hijos de los desaparecidos durante la dictadura y buscan ayuda internacional a su causa para condenar a los asesinos de esa terrible epoca... oyendo sus historias uno se da cuenta que nos hemos salvado del terror, que somos afortunados y hay muchos que necesitan un amigo, una ayuda.
buen post!!!!!
Terrible lo de Juan, y es solo la punta de el iceberg.
un abrazo Juan!!
Una conmovedora y triste realidad! :(
Gracias a las Abuelas de Plaza de Mayo por su perseverancia!! :)
Lástima que las abuelas se politizaron (fuerion usadas y prostituidas) y adoctrinadas basados en el odio que con razon guarecen, hasta hacerse estupidamente rojas, y opinar sobre cosas como el aborto en favor de él. Tierra fértil para los oportunistas.
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