Confiesa un "Consultor Económico"
John Perkins era un respetado miembro de la comunidad financiera internacional, pero en realidad se dedicaba a operaciones económicas ilícitas en el Tercer Mundo para el gobierno de los Estados Unidos. Acaba de publicarse en Estados Unidos su autobiografía, en la que John Perkins detalla cómo ayudó a Washington a estafar a países pobres prestándoles dinero que no podrían devolver para después apoderarse de sus economías.
En una reciente entrevista con Amy Goodman, locutora del programa "Democracy Now" (Democracia Ya!) del National Public Radio en Estados Unidos, Perkins confiesa lo que todos sospechan pero nadie ha querido creer. Lo que sigue fue extractado de esa extensa entrevista traducida por Michael Sondow -Periodista. El libro de John Perkins, se titula "Confessions of an Economic Hit Man" (Confesiones de un Sicario Económico), y fue editado en San Francisco, California por Berrett-Koehler el 2004. El libro no ha sido traducido aún al castellano. Vamos al desarrollo de la entrevista:
P.- Explíquenos qué quiere decir sicario económico.
–Básicamente, lo que nos enseñaron a hacer es reforzar el imperio estadounidense. Crear situaciones donde el máximo número de recursos naturales fluyan a este país, a nuestras corporaciones y nuestro gobierno, y en efecto hemos tenido mucho éxito. Construimos el imperio más grande de la historia. Esto se logró durante los últimos cincuenta años, desde la Segunda Guerra Mundial, con muy poca intervención militar. Es sólo en casos como Irak donde lo militar entra como último recurso. Este imperio, a diferencia de cualquier otro de la historia, fue constituido principalmente a través de la manipulación económica, de la estafa, el fraude, la seducción de la gente por nuestra manera de vivir, y a través de operativos económicos. Estuve muy involucrado en todo eso.
–Básicamente, lo que nos enseñaron a hacer es reforzar el imperio estadounidense. Crear situaciones donde el máximo número de recursos naturales fluyan a este país, a nuestras corporaciones y nuestro gobierno, y en efecto hemos tenido mucho éxito. Construimos el imperio más grande de la historia. Esto se logró durante los últimos cincuenta años, desde la Segunda Guerra Mundial, con muy poca intervención militar. Es sólo en casos como Irak donde lo militar entra como último recurso. Este imperio, a diferencia de cualquier otro de la historia, fue constituido principalmente a través de la manipulación económica, de la estafa, el fraude, la seducción de la gente por nuestra manera de vivir, y a través de operativos económicos. Estuve muy involucrado en todo eso.
P.- ¿Cómo llegó a eso? ¿Para quién trabajaba?
–Inicialmente fui reclutado cuando estudiaba negocios en la universidad en los años sesentas, por la National Security Agency (Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos), la organización nacional de espionaje más grande y menos conocida, pero luego trabajé para corporaciones privadas. El primer verdadero sicario económico en los años cincuenta fue Kermit Roosevelt, nieto de Teddy, quien derrocó al gobierno de Irán, un gobierno elegido democráticamente –el gobierno de Mossadegh–, y quien fuera el "hombre del año" de la revista Time. Y tuvo enorme éxito haciendo eso sin derramar sangre, bueno, hubo algo de sangre pero ninguna intervención militar, sólo gastando millones de dólares y reemplazando a Mossadegh por el Sha. Entonces nos dimos cuenta de que esta idea del sicario económico era muy buena. El problema fue que Kermit Roosevelt era agente de la agencia CIA. Era un empleado del gobierno. Si lo hubiesen atrapado, nos habríamos encontrado en un lío. Habría sido un escándalo. Entonces allí se tomó la decisión de usar organizaciones como la CIA y la NSA para reclutar potenciales sicarios económicos como yo, y después enviarnos a trabajar para empresas privadas, consultorías, de ingeniería, de construcción para que, si nos agarraban, no hubiera conexión con el gobierno.
P.- Bien, ahora explíquenos el trabajo que hizo.
–La compañía para la cual trabajé se llamaba Charles T. Main, de Boston, Massachussets. Éramos alrededor de dos mil empleados y yo era el economista principal. Terminé teniendo cincuenta personas en mi equipo. Pero mi verdadero trabajo fue el de hacer tratos, dar préstamos a otros países, enormes préstamos, mucho mayores de la que ellos podrían devolver. Una de las condiciones de un préstamo, digamos de unos mil millones de dólares, a un país como Indonesia o Ecuador, era que este país tendría que dar 90 por ciento del préstamo a una empresa estadounidense para construir infraestructura, una Halliburton o Bechtel. Eran grandes. Esas empresas entonces entraron y construyeron un sistema de energía eléctrica o puertos o autopistas, y estos proyectos básicamente servían sólo a algunas de las familias más ricas de esos países. La gente pobre de aquellos países quedaba clavada con esta asombrosa deuda que no podrían devolver. Un país como Ecuador hoy debe destinar más del 50 por ciento de su presupuesto nacional sólo para pagar la deuda. Y no puede hacerlo. Los tenemos con el agua al cuello. Entonces, cuando queremos más petróleo, vamos a Ecuador y les decimos: "Mire, no pueden pagar sus deudas, pues entréguenos sus bosques amazónicos, que están llenos de petróleo, a nuestras compañías petroleras".
Y hoy estamos entrando y destrozando a la Amazonia, obligando a Ecuador a entregárnosla porque acumuló tanta deuda. Cuando hacemos un préstamo enorme, la mayor parte del cual vuelve a Estados Unidos, el país queda con la duda más los intereses, y básicamente ellos se convierten en nuestros sirvientes, nuestros esclavos. Es el imperio. No hay que equivocarse. Es un inmenso imperio, y ha sido muy exitoso.
P.- Usted dice que a causa de sobornos y otras razones no escribió este libro durante mucho tiempo ¿Qué quiere decir? ¿Quién lo sobornó? ¿Qué sobornos aceptó?
–Acepté un soborno de medio millón de dólares en los años noventa para no escribir el libro.
–Inicialmente fui reclutado cuando estudiaba negocios en la universidad en los años sesentas, por la National Security Agency (Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos), la organización nacional de espionaje más grande y menos conocida, pero luego trabajé para corporaciones privadas. El primer verdadero sicario económico en los años cincuenta fue Kermit Roosevelt, nieto de Teddy, quien derrocó al gobierno de Irán, un gobierno elegido democráticamente –el gobierno de Mossadegh–, y quien fuera el "hombre del año" de la revista Time. Y tuvo enorme éxito haciendo eso sin derramar sangre, bueno, hubo algo de sangre pero ninguna intervención militar, sólo gastando millones de dólares y reemplazando a Mossadegh por el Sha. Entonces nos dimos cuenta de que esta idea del sicario económico era muy buena. El problema fue que Kermit Roosevelt era agente de la agencia CIA. Era un empleado del gobierno. Si lo hubiesen atrapado, nos habríamos encontrado en un lío. Habría sido un escándalo. Entonces allí se tomó la decisión de usar organizaciones como la CIA y la NSA para reclutar potenciales sicarios económicos como yo, y después enviarnos a trabajar para empresas privadas, consultorías, de ingeniería, de construcción para que, si nos agarraban, no hubiera conexión con el gobierno.
P.- Bien, ahora explíquenos el trabajo que hizo.
–La compañía para la cual trabajé se llamaba Charles T. Main, de Boston, Massachussets. Éramos alrededor de dos mil empleados y yo era el economista principal. Terminé teniendo cincuenta personas en mi equipo. Pero mi verdadero trabajo fue el de hacer tratos, dar préstamos a otros países, enormes préstamos, mucho mayores de la que ellos podrían devolver. Una de las condiciones de un préstamo, digamos de unos mil millones de dólares, a un país como Indonesia o Ecuador, era que este país tendría que dar 90 por ciento del préstamo a una empresa estadounidense para construir infraestructura, una Halliburton o Bechtel. Eran grandes. Esas empresas entonces entraron y construyeron un sistema de energía eléctrica o puertos o autopistas, y estos proyectos básicamente servían sólo a algunas de las familias más ricas de esos países. La gente pobre de aquellos países quedaba clavada con esta asombrosa deuda que no podrían devolver. Un país como Ecuador hoy debe destinar más del 50 por ciento de su presupuesto nacional sólo para pagar la deuda. Y no puede hacerlo. Los tenemos con el agua al cuello. Entonces, cuando queremos más petróleo, vamos a Ecuador y les decimos: "Mire, no pueden pagar sus deudas, pues entréguenos sus bosques amazónicos, que están llenos de petróleo, a nuestras compañías petroleras".
Y hoy estamos entrando y destrozando a la Amazonia, obligando a Ecuador a entregárnosla porque acumuló tanta deuda. Cuando hacemos un préstamo enorme, la mayor parte del cual vuelve a Estados Unidos, el país queda con la duda más los intereses, y básicamente ellos se convierten en nuestros sirvientes, nuestros esclavos. Es el imperio. No hay que equivocarse. Es un inmenso imperio, y ha sido muy exitoso.
P.- Usted dice que a causa de sobornos y otras razones no escribió este libro durante mucho tiempo ¿Qué quiere decir? ¿Quién lo sobornó? ¿Qué sobornos aceptó?
–Acepté un soborno de medio millón de dólares en los años noventa para no escribir el libro.
P.- ¿De?
–De una empresa importante de la construcción.
–De una empresa importante de la construcción.
P.- ¿Cuál?
–Se llama Stoner Webster. Legalmente, no fue un soborno, fue…; me pagaron como consultor. Todo de acuerdo con la ley. Pero esencialmente no hice nada.
Estaba entendido, como expliqué en Confesiones de un Sicario Económico, que cuando acepté el dinero como consultor no tendría que hacer mucho trabajo, sólo no escribir este libro, que en ese momento se llamaba "La Conciencia de un Sicario Económico".
–Se llama Stoner Webster. Legalmente, no fue un soborno, fue…; me pagaron como consultor. Todo de acuerdo con la ley. Pero esencialmente no hice nada.
Estaba entendido, como expliqué en Confesiones de un Sicario Económico, que cuando acepté el dinero como consultor no tendría que hacer mucho trabajo, sólo no escribir este libro, que en ese momento se llamaba "La Conciencia de un Sicario Económico".
P.- De Arabia Saudí a Irak- En su libro usted habla de cómo ayudó a poner en práctica un plan secreto para redirigir miles de millones de petrodólares de Arabia Saudita a la economía de Estados Unidos, y que cimentó la íntima relación entre la familia Saud y sucesivos gobiernos de Estados Unidos.
Explique
– Fuimos a Arabia Saudita a principios de los años setentas. Sabíamos que Arabia Saudita era la clave para acabar con nuestra dependencia de la OPEP, o para controlar la situación. Arreglamos un trato a través del cual la familia real Saud aceptó reenviar la mayor parte de sus petrodólares a Estados Unidos e invertirlos en bonos del Tesoro. El Departamento del Tesoro usaría los intereses de esos bonos para pagar a empresas estadounidenses que construirían en Arabia Saudita –ciudades, nueva infraestructura, cosa que hemos hecho. Y la familia Saud aceptó mantener el precio del petróleo dentro de los límites aceptables para nosotros, lo que hicieron todos estos años, y nosotros prometimos mantener a la familia Saud en el poder mientras respetaran el trato, cosa que también hemos hecho, y es una de las razones por las cuales invadimos Irak. Allí, intentamos implantar la misma política que tuvo tanto éxito en Arabia Saudita, pero Saddam Hussein no aceptó.
Cuando los sicarios económicos fracasamos en este escenario, viene la próxima etapa que es la que llamamos de los chacales. Los chacales son individuos habilitados por la CIA que entran e intentan fomentar un golpe de Estado, o un bloque contrario a los gobiernos, o compran líderes populares para organizar manifestaciones o finalmente…, una revolución.
Si eso no da resultado emplean asesinatos, o lo intentan. En el caso de Irak, no pudieron llegar a Saddam Hussein. Sus guardaespaldas eran demasiado buenos. Él tenía dobles. No pudimos llegar a él. Entonces la tercera etapa, si los sicarios económicos y los chacales fracasan, son nuestros jóvenes soldados que enviamos para matar y morir. Que es obviamente lo que ha pasado en Irak.
Explique
– Fuimos a Arabia Saudita a principios de los años setentas. Sabíamos que Arabia Saudita era la clave para acabar con nuestra dependencia de la OPEP, o para controlar la situación. Arreglamos un trato a través del cual la familia real Saud aceptó reenviar la mayor parte de sus petrodólares a Estados Unidos e invertirlos en bonos del Tesoro. El Departamento del Tesoro usaría los intereses de esos bonos para pagar a empresas estadounidenses que construirían en Arabia Saudita –ciudades, nueva infraestructura, cosa que hemos hecho. Y la familia Saud aceptó mantener el precio del petróleo dentro de los límites aceptables para nosotros, lo que hicieron todos estos años, y nosotros prometimos mantener a la familia Saud en el poder mientras respetaran el trato, cosa que también hemos hecho, y es una de las razones por las cuales invadimos Irak. Allí, intentamos implantar la misma política que tuvo tanto éxito en Arabia Saudita, pero Saddam Hussein no aceptó.
Cuando los sicarios económicos fracasamos en este escenario, viene la próxima etapa que es la que llamamos de los chacales. Los chacales son individuos habilitados por la CIA que entran e intentan fomentar un golpe de Estado, o un bloque contrario a los gobiernos, o compran líderes populares para organizar manifestaciones o finalmente…, una revolución.
Si eso no da resultado emplean asesinatos, o lo intentan. En el caso de Irak, no pudieron llegar a Saddam Hussein. Sus guardaespaldas eran demasiado buenos. Él tenía dobles. No pudimos llegar a él. Entonces la tercera etapa, si los sicarios económicos y los chacales fracasan, son nuestros jóvenes soldados que enviamos para matar y morir. Que es obviamente lo que ha pasado en Irak.
P.- Era un hombre de principios Omar Torrijos? ¿Puede explicarnos cómo murió Torrijos?
–Omar Torrijos, el entonces presidente de Panamá; un líder latinoamericano.
Omar Torrijos había firmado el Tratado del Canal con Carter… y usted sabe que nuestro Congreso lo ratificó por un solo voto, fue un asunto muy contencioso. Torrijos entonces se adelantó a negociar con los japoneses para construir un canal al nivel del mar. Los japoneses querían financiar y construir un canal al nivel del mar en Panamá.
Torrijos habló con ellos de este tema, lo que molestó mucho a la empresa Bechtel, cuyo presidente era George Schultz y su consejero mayor Caspar Weinberger. Cuando echaron a Carter, y ésa es una historia interesante, ver cómo sucedió realmente, cuando perdió las elecciones y entró Reagan con Schultz como Secretario de Estado -que venía de Bechtel– y Weinberger –que vino también de Bechtel– como secretario de Defensa, estaban muy enojados con Torrijos. Intentaron convencerlo de renegociar el Tratado del Canal y no hablar con los japoneses.
Se negó rotundamente. Era un hombre de principios. Tenía sus problemas, pero era un hombre correcto. Un hombre asombroso, Torrijos. Entonces murió en la caída de un avión en llamas, conectado a una grabadora con explosivos dentro, que … , …. Yo estaba allí, estaba trabajando con él. Sabía que nosotros, los sicarios económicos, habíamos fracasado. Sabía que los chacales se acercaban. Y acto seguido, explotó su avión con una grabadora conteniendo una bomba. No cabe duda de que fue organizado por la CIA y muchos investigadores estadounidenses llegaron a la misma conclusión. Por supuesto, nunca nos enteramos de eso en nuestro país.
–Omar Torrijos, el entonces presidente de Panamá; un líder latinoamericano.
Omar Torrijos había firmado el Tratado del Canal con Carter… y usted sabe que nuestro Congreso lo ratificó por un solo voto, fue un asunto muy contencioso. Torrijos entonces se adelantó a negociar con los japoneses para construir un canal al nivel del mar. Los japoneses querían financiar y construir un canal al nivel del mar en Panamá.
Torrijos habló con ellos de este tema, lo que molestó mucho a la empresa Bechtel, cuyo presidente era George Schultz y su consejero mayor Caspar Weinberger. Cuando echaron a Carter, y ésa es una historia interesante, ver cómo sucedió realmente, cuando perdió las elecciones y entró Reagan con Schultz como Secretario de Estado -que venía de Bechtel– y Weinberger –que vino también de Bechtel– como secretario de Defensa, estaban muy enojados con Torrijos. Intentaron convencerlo de renegociar el Tratado del Canal y no hablar con los japoneses.
Se negó rotundamente. Era un hombre de principios. Tenía sus problemas, pero era un hombre correcto. Un hombre asombroso, Torrijos. Entonces murió en la caída de un avión en llamas, conectado a una grabadora con explosivos dentro, que … , …. Yo estaba allí, estaba trabajando con él. Sabía que nosotros, los sicarios económicos, habíamos fracasado. Sabía que los chacales se acercaban. Y acto seguido, explotó su avión con una grabadora conteniendo una bomba. No cabe duda de que fue organizado por la CIA y muchos investigadores estadounidenses llegaron a la misma conclusión. Por supuesto, nunca nos enteramos de eso en nuestro país.
P.- Hablemos del Banco Mundial y el FMI. ¿Con qué proximidad trabajó usted con el Banco Mundial?
–Muy, muy de cerca. El Banco Mundial proporciona la mayor parte del dinero que financia a los sicarios económicos, él y el FMI. Pero cuando ocurrió el
11 de septiembre, tuve un cambio de sentimientos. Sabía que tenía que contar esta historia porque lo que pasó el 11 de septiembre es el resultado directo de lo que están haciendo los sicarios económicos en los países pobres.
–Muy, muy de cerca. El Banco Mundial proporciona la mayor parte del dinero que financia a los sicarios económicos, él y el FMI. Pero cuando ocurrió el
11 de septiembre, tuve un cambio de sentimientos. Sabía que tenía que contar esta historia porque lo que pasó el 11 de septiembre es el resultado directo de lo que están haciendo los sicarios económicos en los países pobres.
[*] John Perkins, Trabajó para la Firma Consultora Internacional Chas T. Main desde 1971 a 1981 donde se autodefinía como 'Economic Hit Man'. Transcripción de una entrevista en el programa de Ammy Goodman-democracynow. La entrevista original se encuentra en: www.democracynow.org/article.pl?sid=04/11/09/1526251
6 comentarios:
Muy interesante su post, mae es increíble lo que estos "terroristas de la humanidad" han hecho con el planeta, hasta donde llegará toda esta basura de gente?..
Saludos..
http://elblogdelosquesobran.blogspot.com/
Ya había leído esto hace un tiempo. Por un lado, parece plausible, por otro, sin embargo, es increíble que no hubieran "callado" a este mae desde los 90's cuando tuvieron "supuestamente" que pagarle (por cierto, por ningún lado encontré información sobre la constructora esa, "Stoner Webster").
Aquí me encontré un artículo en contra del mae, por un artículista del Washington Post.
No sé... me gustaría ver fuentes independientes que confirmen o refuten lo que el mae dice...
ya Jeffrey Sachs habia tocado levemente este asunto, sennalando la relacion bastarda entre el FMI y los conglomerados financieros en EE UU. Lo interesante es que son esos mismos conglomerados los que ahora estan en crisis, despiden diez mil empleados a la vez, y han llevado al mundo entero a la ruino. Entonces, para que tanta corrupcion si, como dicen en ingles, la especulacion es como darse un disparo en el pie?
Ahora para Latinoamerica el peligro consiste en que se repita el ciclo: partidos izquierdistas al poder -golpe de Estado militar-guerra civil, etc.. y que EE UU no pueda hacer nada por la depresion economica y estar defendiendo sus intereses en Oriente Medio. Se va a poner la vara interesante.
Suena de pelicula, imprsionante, la verdad yo no habia escuchado nada de este señor y al leer este articulo quedo sorprendido. Voy a seguir leyendo otras fuentes por q me parece increible y si esto es completamente cierto... paren al mundo que me quiero bajar!
Buen post men, ya tengo tarea!
que tristeza.. no sé si todo lo que dice será cierto, pero no me cabe duda que algo de verdad tiene que tener.
maldita ambición del ser humano.
Yo me leí la primera parte de ese libro, y parece más un thriller de Tom Clancy que alguna crítica seria. Conste, sí creo que hay críticas bastante válidas que se le pueden hacer a los organismos financieros internacionales, pero teorías conspiratorias como las de este mae son bastante risibles. Bastante risible también, y que erosiona aún más la credibilidad de Perkins, son los temas de otros libros que ha publicado, como Psiconavegación: Técnicas para viajar más allá del tiempo y Transmutación: Técnicas Chamánicas para la transformación global y personal. Que cada quien juzque…
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