El poder judicial alaba su labor. En manos de quién estamos?

Luis Paulino Mora, presidente de la Corte Suprema de Justicia rindió cuentas sobre las gestiones realizadas por el Poder Judicial durante este año, entre lo que destacó el fortalecimiento del cambio en la reforma judicial.

Mora destacó los esfuerzos realizados para fortalecer el sistema judicial, lo que se ha conseguido con los avances en el campo tecnológico, la simplificación de los procesos, con la incorporación de la oralidad y la capacitación de los funcionarios.
En el tema de la Seguridad Ciudadana, la creación de los juzgados de flagrancia han contribuido a disminuir el nivel en que venía aumentado la criminalidad. El magistrado espera que con la leyes de Crimen Organizado y Protección de Víctimas y Testigos, la administración de la justicia adquiera efectividad.
“Yo creo que la efectividad es la solución correcta, yo no deme-rito los criterios de garantimos, desde que hemos optado por los sistemas democráticos y constitucionales, lo que buscamos son las garantías de todos los ciudadanos, no solo de los que sentamos en el banquillo de los acusados. En el cuanto el sistema dé garantía a los justiciables, no es un sistema alcahueta y en el cuanto busquemos la efectividad del proceso”, expuso Mora.
Para el jerarca, el debido proceso garantiza a una persona que sus derechos constitucionales y humanos se van a respetar, pero eso no resta la posibilidad de que pueda ir a una prisión o reciba una sanción.
Ante este panorama, la inte-rrogante que surgió fue la que muchos de los abogados penalistas se han planteado en los últimos días, la cual es que los criminales se valen de sus derechos para manipular el sistema y continuar delinquiendo en el corto plazo.
Mora indicó con respecto de este tema que se debe garantizar la igualdad de derechos, tanto para la víctima como para los victimarios. “La solución a la delincuencia no es meterlos a todos en la cárcel, deberíamos implementar el cumplimiento de labores comunales y la utilización de los brazaletes para que las personas no puedan salirse de determinado espacio. Son soluciones que podrían dar más que la pena de prisión”.

Andrey Berrocal Gamboa

Definitivamente la percepción de los ticos esta mal o a los funcionarios les hace falta salir de la burbuja en la que habitan; aunque desenmascarar las verdaderas razones de su actitud débil ante un problema fuerza sería la mejor opción.

Habrá que sacar a los jueces de sus carros blindados, de sus condominios de lujo amurallados con protección policial pagados por todos y llevarlos a caminar por el boulevar de la avenida central de San José, a coger un bus en el mercado de la coca cola, o a vivir simplemente en nuestros barrios.

La corrupción y complicidad de el sistema judicial en este país ya llegó a un techo, habrá que desenmascarar a los jueces, a los fiscales, al empleado que lñlegó al Poder Judicial con "patas" y sin estudios a disfrutar de privilegios exagerados y excesivos de su condición de empleado de ese 3er poder de la república, habrá que llamar a dar cuentas a los jueces de los delitos que cometan aquellos que ellos liberen, de los narcos que escapen al ponerseles medidas cautelares ridiculas y de cada agresión que pudiendo evitar les valio mierda por que ellos son honorables e intocables becerros dorados.

Bien lo dice Jorge Castillo en el artículo del que a continuación extraigo algunas citas.

Todo se te olvida, hasta se te olvida que el Estado, garante del orden, no te garantiza nada, que hasta los garantes del poder te dejan desnudo y hambriento con la aprobación de sus leyes, que solo favorecen a los ricos. El periodicucho llamado diario extra, que juega de “progre”, abriendo sus páginas a ciertos elementos que juegan de oposición al “neoliberalismo”, es de los peores mecanismos de envenenamiento social, inoculando terror todos los días con sus títulos sensacionalistas, con sus fotografías macabras. Por algo es la porquería en papel más vendida en el país, después del papel higiénico. Con esa campaña de terrorismo social cotidiano, intentan reforzar la creencia en la gente más indefensa, la necesidad del Estado como aparato represivo, con el argumento imbécil, de que si así estamos con el Estado, ¿cómo estaríamos sin Estado?

La descomposición social (el caos, el desorden) que se vive a diario en esta zoociedad, ¿suciedad?, es fruto del Estado y del sistema que ese Estado defiende, reproduce y protege, el capitalismo (no esa majadería del “neoliberalismo”, de los falsos opositores, como si existiera o fuera posible, un “capitalismo benigno”). La descomposición social tiene dos expresiones más fuertes que la acción del hampa a pequeña escala, la corrupción burocrática y la especulación financiera. La acción de los pequeños delincuentes, de los traficantes de drogas al detalle, de los policías mal renumerados, no es nada, frente a la corrupción burocrática y la especulación financiera. Cualquier persona, con dos dedos de frente, decía un viejo amigo mío, debería preguntarse, por qué los grandes medios de (in)comunicación social, e incluso hasta los pequeños, no dedican una mayor cantidad de sus espacios a la investigación de la actividad delictiva de los capos de la banca privada (punta del iceberg denunciada por un conspicuo asesor de la banca capitalista). La especulación financiera, el control de los vaivenes del cambio del dólar, implica el enriquecimiento permanente de cuatro banqueros mafiosos privados. ¡Ah, pero a los medios les interesa más anunciar con bombos y platillos, que la banda de la familia Pérez, que vendía piedra a la salida del colegio nocturno del Bajo La Hondura de Purires, fue detenida con cincuenta mil colones producto de la venta! En lugar de decirnos cuantos miles de millones de colones se roban en un día los banqueros, con los vaivenes de la tasa de cambio del colón respecto al dólar, o con las operaciones especulativas en las bolsas de valores. ¿Qué raro?, es noticia una persona que asesina a otra, pero, no cuándo los diputados y las diputadas, o los ministros y las ministras, con el presidente, condenan a muerte de hambre a miles de personas, con sus políticas y leyes para mantener el funcionamiento de este sistema de injusticia. Y lo peor, el silencio de los y las periodistas “investigadoras”.

Usted que opina? esta de acuerdo con Jorge? Si quiere leer su artículo completo clic aquí.

Yo no sé ustedes yo ya estoy harto por igual de el raterillo y de el gran ladrón de cuello blanco... y cansados de berrear tomaremos cartas en el asunto?