El mejor de el Calypso comprobado!

Por Diana Zeledón

El día era perfecto, un poco de sol y un tanto de brisa para salir en búsqueda de quien, en la calidez de Cahuita aún vive y respira Calypso.
A diferencia de otras ocasiones en las que he tomado este camino, hoy en particular se me hizo más corto y llegué antes de lo que planeé, así que tuve que esperar un rato a que aquel gran hombre que yo ansiaba conocer saliera a recibir visitas.

Cahuita es de mis lugares favoritos para darse la vuelta, así que mientras esperaba me fui a tomar unas fotografías al Parque Nacional y de paso a buscar un buen lugar donde probar un sabor distinto al que estoy acostumbrada a la hora de almorzar.

Por fin la hora de conocer al calypsonian llegó. Sin más me di la vuelta por aquel restaurante familiar y pude ver a un hombre ya avanzado en edad que dormitaba, o al menos eso creí yo, en una silla frente al televisor pero bien cerca de la puerta para recibir visitas.

Y ahí estaba preguntándome porqué había esperado tanto para realizar aquella visita. Las lamentaciones y replicas las dejé para después y me enfoqué en llamar la atención de Walter Ferguson, un compositor e intérprete de Calypso que ha recibido muchos reconocimientos y premios pero aún se resiste a abandonar Cahuita.

Muchas cosas había escuchado, como que no le gustaban las visitas, o no veía bien o que ya casi no escuchaba y por tanto no era común que hablara mucho. Y talvez por eso le llamé con cierta timidez, pero la verdad en los 40 minutos que compartimos no sentí ninguna de aquellas cuestiones. Por el contrario me recibió un hombre amable, pizpireta y totalmente dispuesto a contar las historias detrás de sus Calypsos.

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Particularmente me atrajo la vida de un hombre que debía abandonar sus tierras pero antes quiso retar a la autoridad que se lo exigía y de paso a sí mismo, intentando vivir literalmente en el mar, para lo que construyó una especie de cabina flotante que podemos escuchar retratada en el Calypso “Cabin in the water”.

Y así continuó entusiasmado explicando y divirtiéndose recordando las múltiples travesuras y particulares hazañas detrás de muchas de sus letras. Yo por supuesto como niña que escucha cuentos, queriendo saber la resolución de cada una de aquellas historias.
Definitivamente un hombre con historia, con conocimiento y experiencia, ¿y cómo no? si es el mejor del Calypso. Hasta lo pudo comprobar cuando ganó 2 retos a otro que se hacía llamar “paparatchi el mejor calypsonian de la región” y sin embargo, como él mismo dice nunca le ha gustado alardear de sus logros o de lo que sabe hacer muy bien. Pero no ha logrado escabullirse de los turistas que encontrándose con su música al otro lado del mar se encaminan en su búsqueda y por fin lo encuentran en el mismo lugar de siempre, su hogar en Cahuita.

40 minutos fueron pocos para que se quejara de la música de Elvis Presley pero aceptar que le gusta la salsa y la guaracha, o para que su paso por el clarinete, la guitarra o el piano durante su carrera artística fuera narrada. Aun así el tiempo fue suficiente para comenzar a conocer a un hombre que cree en Limón y piensa que el mejor Calypso está en Panamá y no en Trinidad de donde es originario.

Me despido de un gran hombre con la promesa hecha a mí misma de volver de nuevo e intentar saber cuántos Calypsos ha escrito en su vida.