martes, julio 07, 2009

Costa Rica en guerra: Relato de un soldado

Llegué al restaurante a comprar algo de comer al filo de las 9:00 de la noche. Dos hombres entraron justo después de mi.

La molestia de la cajera ante un necio y agresivo comprador en la caja era notoria. Para no perder el tiempo, volteé buscando la salida y fue cuando sentí un empujón seguido de un frío metálico en mi sien derecha; "A dónde va hijueputa?" escuché al tiempo que volteando a ver con el rabillo del ojo, pude descubrir una metralleta en contacto con mi cabeza.


Retrocedí, y en el proceso identifiqué claramente a cinco hombres de comunes vestimentas; uno en la puerta pistola en mano, cerciorándose de que nadie tratara de entrar mientras cometían el atraco, dos sentados en una mesa del restaurante, al fondo, mezclados como clientes normales, con una metralleta sobre un maletín y los otros dos cercanos a la caja, uno apuntado a la cajera, el otro a los clientes, "esto es un asalto hijueputas, nadie se trate de hacer el héroe, y usted -dirigiéndose a la cajera- deme todo lo que hay en las cajas".


Resignado, levanté las manos y cual ganado nos obligaron a encaminarnos al baño del negocio, éramos 16 personas incluyendo al personal en turno. Mientras nos obligaban a caminar, puse atención al caso de una familia que sin percatarse del evento, seguían sentados en la mesa disfrutando de la cena.

Uno de los asaltantes, ocultando el arma en su costado izquierdo, se acercó sutilmente al caballero padre de los dos niños y esposo de la señora que le acompañaba, y serenamente le dijo "señor, usted quiere morir frente a sus hijos?", el hombre, pensando que era broma no entendía de qué se trataba, pero al sentir el metal sobre su costado, comprendió perfectamente la situación. Los niños se asustaron, se inquietaron, por lo que prudentemente su madre les dijo quizá la mejor y más oportuna mentira que he escuchado en mi vida: "tranquilos mis amores, esto es una broma, sigamos la corriente" y ya más tranquilos y entre bromas, los niños buscaban en el techo la cámara que les estarían grabando.


Así nos encerraron en el baño, fui el último en entrar pues trataba de cubrir a los demás con mi cuerpo, gracias a eso, pude ver como el hombre que cuidaba la puerta les hacía señas a otros posibles clientes que llegaban a comer al restaurante, señas que eran simplemente interpretadas como "está cerrado, vengan después", y con una tranquilidad y cinismo que no hicieron levantar sospecha alguna de lo que dentro de las instalaciones estaba sucediendo.


Encerrados, los niños seguían buscando las dichosas cámaras, el nerviosismo era obvio y en la atmósfera se podía cortar el miedo con un cuchillo.

Silencio... un minuto... dos minutos... "se habrán ido?" preguntó alguno de los rehenes. Nada se escuchaba, hasta que de repente, un golpe en la puerta y el asomo de una metralleta apuntando al grupo rompieron el suspenso; "van soltando las billeteras y los celulares hijueputas!".

Cuando tomé el celular para entregarlo, parece que el maleante se puso nervioso, y poniéndome el arma en la cabeza -de nuevo- gritaba "Qué está haciendo hijueputa! quiere que lo mate?"


Luego de que salieron... silencio... un minuto... dos minutos... "se habrán ido?", tres minutos... cuatro minutos... cinco minutos... "se habrán ido?" y de nuevo, un golpe abrupto abrió la puerta, esta vez no entró nadie, pero escuchamos decir desde fuera del baño "aquí estamos hijueputas! a ver si alguno de ustedes nos va a seguir para matarlo hijueputas!".


Se cerró la puerta... al tiempo, y una vez seguros de que se habían retirado, pudimos salir del encierro.

Los cinco hombres armados andaban a pie, se llamó a la policía y cinco patrullas no hicieron más que escándalo buscando a los hampones.

Una vez tomadas las declaraciones, me devolví al carro aún sobresaltado por el reciente encuentro con tan ilustres personajes de nuestra linda Costa Rica. En el parqueo, varios de los retenidos tenían problema para encender sus autos, el mío encendió perfectamente, pero avanzando un tanto más, se apagaba sin razón aparente. Al día siguiente y revisando, la candelas habían sido manipuladas por los hampones, asumo que para evitar alguna persecución.


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Basado en un hecho real y reciente, algunos detalles fueron omitidos y/o modificados para protección de los implicados.


Estamos o no en guerra?

11 comentarios:

Mario_ergosum dijo...

Esa guerra es más que una simple percepción como se ha querido hacer creer, es real, se nota en la angustia de una madre cuando salen sus hijos y ella no sabe si van a regresar, se nota en la defensiva de las personas al caminar por cualquier calle, se nota en el miedo de quienes salen del trabajo. Se nota en nuestra gente.

Triste, pero estamos en guerra.

Alexa dijo...

Si lo analizas puede ser una historia típica pero con diferentes escenarios, a mí me ocurrió cuando trabajaba en un restaurante también, simularon ser clientes y cuando ya no quedaba nadie se levantaron me pusieron un revólver en la frente lo recuerdo bien y me dijeron que les diera todo el dinero que había en el lugar, igual me amordazaron y me dejaron encerrada en una oficina, por dicha estaba sola y las reacciones son diferentes. Tengo esperanza y creo que debemos de reaccionar y exigir seguridad antes de que nuestro país se nos vaya de las manos.

Besos!

Anónimo dijo...

Hace un año nos vaciaron la casa...
Hace una semana nos arrojaron una piedra a la ventana del cuarto a las 3:30 a.m. y al menos no resulto nadie herido...
A varios parientes mios los han asaltado...
He tenido pesadillas en las cuales me asaltan...
Las noticias nos dicen que personas trabajadoras son muertas en asaltos y jueces terminan liberando a estos malparidos delincuentes, basuras, roba-oxigeno...
Si eso no es una guerra... que es???

Anónimo dijo...

Hace un año nos vaciaron la casa...
Hace una semana nos arrojaron una piedra a la ventana del cuarto a las 3:30 a.m. y al menos no resulto nadie herido...
A varios parientes mios los han asaltado...
He tenido pesadillas en las cuales me asaltan...
Las noticias nos dicen que personas trabajadoras son muertas en asaltos y jueces terminan liberando a estos malparidos delincuentes, basuras, roba-oxigeno...
Si eso no es una guerra... que es???

El Troll Tico dijo...

Y para colmo de males nos quemaron Puchos.... Noooooooooooooooooo!!!

Pioresnada dijo...

La horca es lo más justo para esos hijos de perra que andan robandole a la gente honrada para darse vida de millonarios.
Me paso por el ojete los derechos humanos cuando de una rata de estas se trata, que los pacifistas y demás defensores de los derechos humanos piensen en un familiar suyo asesinado a manos de un criminal y luego me cuentan si quieren seguir pensando en que un asqueroso ser de esos merece seguir viviendo como si nada sucediera. Un ladrón muerto es un beneficio para la patria.

andrés dijo...

Me estas jodiendo men, durante todo el realto esperaba que dijeras que era ficcion, una broma, un cuento pero que va esta es la realidad de nuestros dias, este es el pan de cada dia, somos prisioneros en nuestras propias casas, la calle es insegura, no podes ir a algun lugar sin tener miedo.

Siempre que regreso de algun lugar voy buscando el auto con cierto miedo de que ya no este ahi, de que haya sido robado por que sabemos que no hay seguridad, que las calles son zona de guerra!

Gracias a Dios todos salieron bien y no paso de lo material.

Que duro men, un abrazo.

Erick Vargas Chavarría dijo...

Mae adonde fué eso?

Amorexia dijo...

Gran post, por que el miedo es trinchera y los bienes de los honrados objetivos de batalla, somos prisioneros de guerra mientras la imbecil incapaz de la ministra persibe todo en calma y que no pasa nada desde su auto blindado, su casa amurallada y entre sus dos guardaespaldas...

Excelente post

TicoExpat dijo...

El problema, como dice anomimo, es que queda uno traumatizado post stress: todos los ruidos lo asuntan, todos los recuerdos se agolpan. Queda nervioso, listo para pegarle un plomazo a otro a la menor provocacion.

Guerra es la palabra apropiada: es la confrontacion de valores, o se vive de los demas o se vive del fruto de su trabajo.

No tener derecho ni a comer tranquilo es algo muy triste.

dolor de muelas dijo...

Que horrible situación... pero mientras las leyes protejan a los maleantes nada se puede hacer...