Padre Alberto.

El padre Alberto Cutié es una estrella de la tele: joven, bien parecido, simpático y capaz de convertir un programa masivo en un coloquio personal con cada uno de sus televidentes. Además, es un sacerdote que no regaña, no condena, no se queja; simplemente da un mensaje positivo con su rostro sonriente. Tanto su talk show como sus cápsulas informativas eran un medio para mostrar la figura de Cristo, la vida de los santos o la doctrina de la Iglesia, sin llamar la atención sobre sí mismo.Unas fotos en las que él aparece en la playa al lado de una muchacha, lo han puesto en apuros. Quizá por conocer personalmente el mundo de los medios de comunicación, tanto él como el arzobispo de Miami afrontaron la situación con gran sabiduría.El padre Alberto hizo un comunicado que es obra maestra de relaciones públicas y su superior, el Arzobispo, estuvo accesible para todos los periodistas que corrieron a buscarlo. Ni uno ni otro cuestionaron la labor de los medios y se mostraron respetuosos y serios con la prensa, con el público y con los propios hechos. Reacción muy distinta a la que han tenido las autoridades eclesiásticas de Costa Rica ante los escándalos recientes. Por mi parte, confieso que hasta me alegré de ver al padre Alberto abrazado con una hermosa mujer adulta.Si lo vemos desde una perspectiva civil y laica, el padre Alberto no ha quebrantado la ley. En su escándalo, si se puede llamar así, no hay manejos sospechosos de fondos, ni intermediación financiera ilegal, ni préstamos personales a hampones, ni ocultamiento de fugitivos de la justicia, ni explotación sexual de menores.Por tomar el Sol al lado de su amiga, su superior le ha solicitado al padre Alberto abandonar el apostolado televisivo.En contraste, el clero tico que no da explicaciones, tampoco impone sanciones.

Por José Mairena.

(gracias Chamu por el link)

Ya es hora de que la iglesia se adapte a realidades, que deje de estar protegiendo su patrimonio mas que a la gente, en este caso sus mismos pastores, el evitar la convivencia de los sacerdotes como humanos que son con una o un concubino, están coartando sus derechos humanos, los están limitando como personas, en el crecimiento espiritual de ser padres, en la experiencia que como humanos y consejeros de su feligresía podrían tener, y todo con tal de evitar que estos pudieran heredar bienes a sus hijos que la iglesia prefiere controlar.

El Padre Alberto ni si quiera ha sido hipócrita, no ha negado los hechos, pidió perdón basado en el dogma impuesto, sin admitir culpa, ya que el mismo se ha declarado a favor de la elección, él hizo la suya personal, lástimosamente no la ha podido sostener al ser una figura pública y estar bajo la norma anticuada de la sede del Vaticano.

Levántese Padre Alberto, el cambio suele empezar con alguien que se revela.

El asunto de el manejo de los medios respecto a los corruptos de acá es incomparable, pero de los escándalos acallados por el poder de la iglesia en CR ya hablaremos en otro post. Saludos.